Juan F. Morillo me comenta que el que visita Viena, seguro que más de una noche, acaba subiendo a Grinzing a probar los vinos frescos de la región y los codillos con choucroute, "una receta alsaciana para preparar chucrut con salchichas y otras carnes saladas y embutidos, y a menudo papas".
Antaño, este pueblo que te hace sentir que estás en un pueblo de cuento, estaba habitado por viticultores y jornaleros que servían a los monasterios, terratenientes y miembros ricos de la burguesía de Viena.
En el siglo XIV murió el último de los Grunzinger, "Rüdiger von Gründsing que fue enterrado en la Minoritenkirche de Viena.
A partir de entonces, Grinzing cayó dentro de la jurisdicción del Monasterio de Klosterneuburg, que conservó su autoridad sobre la zona hasta el siglo XIX.
En Grinzing también se puede disfrutar de un bonito paseo por sus calles con casas de colores, repletas de flores en sus ventanas
Grinzing fue uno de los lugares preferidos del compositor Franz Schubert
Heurigen
Si quieres disfrutar de un buen vino de la región, tendrás que fijarte bien en los bares y restaurantes. "Si ves una rama de pino colgada en su puerta, tienes que saber que estos, además de otras bebidas, son los que ofrecen el vino heuriger". La palabra heuriger se refiere al vino de la última cosecha que tradicionalmente puede llevar este nombre hasta el 11 de noviembre (San Martín).
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