El viaje de regreso a España desde Ámsterdam, lo hicimos de un tirón hasta Burdeos, tan sólo paramos para repostar y estirar las piernas. ¡Bueno, y también para comernos un buen bocadillo, en una de las cafeterías de la autopista!.
Puerta de la Grosse-Cloche
Cuando llegué a la ciudad de Burdeos me quedé muy sorprendida, no me esperaba una ciudad tan importante. Sus edificios y monumentos me parecieron muy extraordinarios.
Sobre todo cuando cruzamos el puente de piedra y apareció ante nosotros el Puerto de la Luna, clasificado desde el 2007 como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Dicho puente nos llevó hasta la Puerta de Bourgogne, una puerta impresionante por su tamaño. Se empezó a construir el año 1751, y fue muy criticada porque no tenía ninguna decoración.
Ella nos llevó a la Av. Victor Hugo, uno de los escritores más importantes franceses. Quién al ver Burdeos dijo:Tome Versalles, añada Amberes y tendrá Burdeos.
En esa calle también se encuentra la puerta anterior, el edificio más representativo de la ciudad, construido en el siglo XV, de estilo gótico.
Puerta de la Grosse-Cloche
Su entrada está formada por una arcada ojival, entre dos torres cilíndricas. En lo alto de la torre, bajo un arco pende una gran campana del año 1775, y debajo de ella se puede ver un reloj astronómico.
Desde dicho edificio se hacía sonar la señal para el comienzo de la vendimia. Se cuenta que hubo un rey, qué cuando quería castigar a la ciudad mandaba quitar la campana, porque sabía que los bordeleses le tenían mucho cariño.
Aparcamos nuestro coche en el parking Victor Hugo, y desde allí nos dispusimos a recorrer las calles de esta localidad conocida en todo el mundo por sus viñedos y su famoso vino de Burdeos.
La gran mayoría de sus edificios están construidos con grandes bloques de piedra y, rara vez superan las dos o tres alturas.
Si quedé asombrada con la ciudad, también lo hice cuando vi las puertas de sus viviendas. Son impresionantes, muy pocas veces he visto puertas tan altas, y una cosa a destacar de algunas de ellas es, que sobre ellas se añade la ventana del entresuelo. Como la de la foto anterior.
También pude observar que muchas fachadas de sus magníficos edificios de piedra, que proceden del periodo de la edad de oro de Burdeos en el siglo XVIII, se están limpiando
Y callejeando, callejeando, llegamos a La Explanada de Quinconces, una de las explanadas más grandes de Europa. En su lugar antaño se encontraba el Castillo Trompette.
Fue construida en 1818, en el centro hay un monumento de 43 m. de altura, con la estatua de la libertad rompiendo las cadenas de la opresión. Está dedicado a los Girondinos de 1895.
Pude observar que los bordeleses disfrutan mucho de su Puerto de la Luna, se encontraba repleto de gente. Unos paseando, otros en bicicleta, otros haciendo footing, sentados en el césped. Y, al tratarse de una noche calurosa, muchos niños disfrutaban jugando y bañándose en una fuente de esas que sale el agua del suelo. Daban ganas de meterse a jugar con ellos.
A este puerto, se le comenzó a conocer popularmente por este nombre, debido a que el río Garona, formó allí un estuario en forma de croissant o media luna.
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