Plaza Pública de Pula
Hoy Juan F. Morillo nos lleva a callejear por Pula, pequeña ciudad del condado de Istria, en Croacia. Y, al igual que muchos otros turistas, también ellos se acercaron hasta Pula, por su buen clima y su privilegiada ubicación a orillas del Mar Adriático, y también para poder disfrutar de su impresionante legado de la Antigua Roma. Los orígenes de Pula se remontan a tiempos de la Antigua Grecia (s.X aC). En el año 177 aC los romanos (antes ya del Imperio Romano) invadieron la península de Istria y Pula se convirtió en un puerto de referencia, lo que llevaría a un continuo crecimiento y embellecimiento de la ciudad
Anfiteatro de Pula
Una mañana debería ser suficiente para visitar Pula, aunque lo ideal es disponer de un día entero para poder profundizar un poco. Obviamente sugerimos empezar por la visita del Anfiteatro de Pula que es el monumento de mayor relevancia en la ciudad. Construido entre el 27 aC y el 68 dC, es el sexto anfiteatro más grande del mundo y podía albergar hasta 23.000 personas.
Templo de Augusto
Hacia el centro podremos ver el Arco de los Sergios, del 27 aC que sirvió como puerta de entrada a la ciudad hasta su expansión más allá de las murallas. Bajando hacia el mar se pueden visitar la Capilla de Santa María Formosa, que era parte de un abadía benedictina del s.VI. Y siguiendo calle abajo hacia el mar, descubriremos la tercera visita imprescindible: el Templo de Augusto. Este templo del siglo I, es lo único que continúa en pie del antiguo Foro Romano, aunque en realidad tuvo que ser reconstruido tras la II Guerra Mundial.
Ayuntamiento de Pula
La enorme plaza donde se encuentra, que también alberga el ayuntamiento, es uno de los puntos más concurridos de la ciudad.
Con la caída del Imperio, Pula pasaría a manos de los ostrogodos en el año 476. Eran sólo los principios de una historia llena de conquistas y reconquistas que les llevaron a pertenecer al Imperio Bizantino, a los francos de Carlomagno, a la República de Venecia en varias etapas, a los pisanos, a los genoveses, a los Habsburgo, al Imperio Napoleónico, de nuevo al Imperio Austríaco, a la Italia fascista de Mussolini, al curioso y efímero Territorio Libre de Trieste, a la extinta Yugoslavia y, desde 1991, a la República de Croacia.
Por las noches destaca la bella iluminación de las grúas del puerto.
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