La Oliva está situado en el norte de la isla de Fuerteventura. Se trata
del segundo municipio más extenso de Canarias, por detrás del también majorero
Pájara y también es el segundo municipio más poblado de la isla, tras Puerto
del Rosario (la capital).
La Conquista de Fuerteventura finalizó en 1405. En 1476, se constituye jurídicamente el Señorío Territorial de Fuerteventura, por el cual, los Reyes Católicos reconocen al conquistador su dominio sobre la Isla. Fundada la capital Betancuria, Pájara al sur y La Oliva, al norte, formarán la primigenia espina dorsal de la isla.
Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria
Obra mudéjar, construida a finales del siglo XVI
Interior de la iglesia
Casa de los Coroneles
El letargo que marcan los tiempos posteriores a la Conquista, se rompe durante el siglo XVIII al trasladar los Coroneles su residencia, de Betancuria a La Oliva (1742), instalándose en la conocida como Casa de los Coroneles. La familia Arias de Saavedra, que hereda de generación en generación el Señorío de Fuerteventura, no reside en la isla ya que desde el seiscientos se ha establecido en Tenerife. En este marco, el poder militar que también está en manos del Señor de la isla, pasa poco a poco, a los Coroneles que no sólo ostentarán el poder militar sino que pasa a sus manos el poder civil, nombrando o destituyendo los cargos del Cabildo Insular, convirtiéndose en los verdaderos terratenientes, en los verdaderos poseedores del territorio, y consiguientemente, el poderío económico.
El nombramiento del Coronel se convierte en hereditario y vitalicio, en manos de una sola familia que representan la más cerrada endogamia local de clase y de parentesco.
La Oliva, durante los siglos XVIII y primeras décadas del siglo XIX, con los Coroneles, pasa a ser en la práctica cotidiana la capital insular, aunque se mantiene el Cabildo, que representa el “poder civil y la capitalidad", en Betancuria.
Patio interior de la casa de los Coroneles
En esta época surgen grandes extensiones de
terrenos, destinadas a la producción de granos (trigo, cebada y centeno) para
la exportación, con un buen número de medianeros y jornaleros dependientes de
la familia Cabrera y de sus administradores.
Las erupciones volcánicas que se producen en la isla de
Lanzarote en los años setecientos, traen consecuencias para el municipio, que
verá incrementada su población por familias enteras que se desplazan al norte
de Fuerteventura.
Poblaciones de nueva planta como Puerto de Cabras, o emergentes por la bonanza económica como Antigua, se configuran con nuevos habitantes, atraídos por el comercio de la barrilla. Estos sucesos harán que La Oliva y los Coroneles pierdan poder, escorándose la isla hacia la zona costera, la mejor cala insular, Puerto de Cabras, en donde se asentarán comerciantes, personal administrativo, representantes del poder central... Serán los encargados de formar una nueva clase social en Fuerteventura, más vinculada a mentalidades burguesas.
Poblaciones de nueva planta como Puerto de Cabras, o emergentes por la bonanza económica como Antigua, se configuran con nuevos habitantes, atraídos por el comercio de la barrilla. Estos sucesos harán que La Oliva y los Coroneles pierdan poder, escorándose la isla hacia la zona costera, la mejor cala insular, Puerto de Cabras, en donde se asentarán comerciantes, personal administrativo, representantes del poder central... Serán los encargados de formar una nueva clase social en Fuerteventura, más vinculada a mentalidades burguesas.
Fotos e información de Juan f. Morillo
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