Un día abrí mi correo y me encontré un mensaje de Salix, en el que me decía: Tu entrada sobre las secuoyas me ha hecho recordar que tengo una foto de una secuoya roja gigante, que está en el Pazo de Lourizán, cerca de Marín en la provincia de Pontevedra, y que está en el Catálogo gallego de árboles singulares. Es la mayor que yo he visto, por supuesto más que centenaria, y no va a tener especiales problemas para sobrevivir porque dicho pazo, que tiene mucha historia, es ahora la sede de los Estudios de Investigaciones Agronómicas y Forestales de Galicia, por lo que cuidados no le van a faltar. Información sobre este pazo, incluso series de fotos del pazo y sus plantas y árboles son fácilmente accesibles en Google.
Así que he pensado incluirla en la lista de árboles singulares, ya que será difícil que me acerque por allí, y espero que tenga razón y que no le pase lo que le ha pasado a la secuoya de Vitoria-Gasteiz
Ramas enrevesadas
Y ya que estamos hablando de árboles os voy a dejar unas imágenes de unos que fotografié el día que subí a los picos de Urbión, ninguno de ellos está catalogado pero a mi me parecieron muy originales
Seguro que algunos de ellos también deben de tener un montón de años
Bosque de pinos
Melias
Y espero que estos dos que yo planté en mi jardín, algún día también sean centenarios. Ya han cumplido 19 años. Os cuento el motivo por el que para mi tienen algo especial. En el otoño del 2003, un día paseando a mi perro por las inmediaciones del la Sagrada Familia en Barcelona, vi unas semillas debajo de los árboles que hay en esa zona, las cogí y nada más llegar a casa las planté en unas macetas. y de ellas brotaron varios arbolitos que fueron creciendo. Tan sólo tres sobrevivieron, y cuando vi que ya tenían un buen tamaño para trasplantarlos, me los traje a La Rioja y en este lugar los planté pensando en poder poner una hamaca que me traje de la selva peruana, y poder descansar bajo su sombra en los días calurosos del verano.
Se llaman Melia, y en primavera da unas pequeñas flores que tiene un olor muy penetrante, la primera vez que floreció pensé que el aroma venía de los rosales de mi vecina, pero al poco me di cuenta de que no, que procedía de mis árboles
No sé si os habréis dado cuenta, pero en realidad son tres, el primero son dos que planté juntos y he conseguido que sus troncos se enlazasen, ya miden más de tres metros y espero seguir viéndolos crecer, y que algún día alguien hable de ellos, cómo los árboles que Paca plantó.
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