Juan F. Morillo estuvo en Monistrol y, de allí nos trajo estas fotos relacionadas con el tren cremallera de Montserrat y también la siguiente información.
Los orígenes del Tren de Montserrat, el ferrocarril cremallera de Monistrol a Montserrat, se remontan a finales del siglo XIX y nacen de la necesidad de mejorar el acceso al santuario para los devotos y peregrinos.
Tradicionalmente se accedía a la montaña por el camino de Collbató, desde donde se partía hacia el santuario, a pie o en caballerías, y por el camino de Santa Cecilia, que más tarde se transformó en carretera.
No es hasta la segunda mitad del siglo cuando se abre una vía alternativa y más rápida, gracias a los Ferrocarriles del Norte, de vía ancha, el tren llega a la estación de Monistrol-Montserrat. En este punto, la propia compañía construye una carretera (1858-59) que va de la estación al monasterio a través de 14 kilómetros de trazado muy duro, aprovechando el antiguo camino de herradura. La apertura de esta vía facilita un servicio de diligencias que tardan tres horas y media en cubrir el recorrido y se detienen para que descansen las monturas y los viajeros en la fuente de los Monjes.
La falta de un medio de comunicación permanente y el aumento del número de visitantes llevó al ingeniero Joaquim Carrera, un enamorado de Montserrat y de los trenes de montaña suizos, a convencer al empresario Josep M. González que tenía que hacerse un cremallera que uniera la estación de Monistrol y el monasterio. Así, en el año 1881 se constituía la compañía Ferrocarriles de Montaña a Grandes Pendientes
El cremallera se inauguró el 6 d'octubre de 1892 y en poco tiempo se convirtió en el ferrocarril más popular de Catalunya, formando parte de las tradiciones del país. A esta popularidad contribuyeron las numerosas romerías (unas 200 anuales en la época de más apogeo) que lo utilizaban para subir a Montserrat.
El tren suponía varias ventajas con relación a las diligencias de la época: permitía transportar un mayor número de viajeros y con más frecuencia, así como reducir el tiempo del trayecto. Desde la estación de Monistrol hasta el monasterio, se llegaba en una hora y cinco minutos.
La gran revolución de la época fue que el cremallera, enlazando con los Ferrocarriles del Norte, permitía ir y volver de Montserrat desde Barcelona en un solo día. El cremallera es convirtió, asimismo, en un dinamizador económico para su zona de influencia. En Monistrol, un barrio entero, el de Viserta, vivía y creció al amparo del cremallera.
La década de los veinte resultó la de más esplendor para el cremallera, aunque fue en el año 1947, el de les estas de entronización de la Virgen, cuando transportó más viajeros, casi 274.000.
La primera mitad de la vida del ferrocarril cremallera estuvo marcada por constantes ampliaciones, hasta que en 1931 la compañía sufrió una primera crisis financiera que afectó a la línea. A partir de aquel momento y con la Guerra de por medio, el cremallera tuvo sus más y sus menos, hasta un desafortunado accidente acaecido el 25 de julio de 1953, que marcó el declive de la línea y su cierre definitivo, el 12 de mayo de 1957.
La ilusión del nuevo cremallera
El antiguo cremallera de Montserrat hizo su último viaje en el año 1957, pero la ilusión de verlo circular de nuevo nunca se perdió.
Este deseo, junto con el incremento de visitantes y la consiguiente congestión de vehículos en el ámbito del parque natural, propiciaron que en los años 80 la Dirección General de Transportes de la Generalitat y Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya llevaran a cabo varios estudios y alternativas para resolver el problema del transporte.
En el año 1991 FGC redactaba un proyecto que sería la base del actual cremallera, que se presentó públicamente en 1999 y que fue actualizado y adaptado en el año 2000 como consecuencia de las intensas lluvias habidas en la zona en junio de aquel mismo año.
En julio del 2001 se iniciaron las obras del nuevo cremallera, teniendo ya adjudicadas cinco unidades para darle servicio.
Finalmente, el 11 de junio de 2003 se inaugura el nuevo cremallera, convirtiéndose así en realidad el sueño de recuperar este medio de transporte, que se había mantenido vivo desde su cierre en 1957.
Este cremallera, el segundo existente en Catalunya (después del de Vall de Núria), tiene poco que ver, por lo que a equipamientos y tecnología se refiere, con aquel ferrocarril de vapor que subió por primera vez al monasterio en el año 1892.
También yo he estado en Montserrat y he utilizado el funicular, desde él hice esta foto en la que se puede ver el monasterio y el santuario.
El Funicular de la Santa Cova
El funicular de la Santa Cova permite acceder desde la zona del Santuario y Monasterio Benedictino de Montserrat, hasta las inmediaciones de la cova, donde, según dice la tradición, fue encontrada la Mare de Déu de Montserrat. Desde 1929, los peregrinos han bajado con el funicular hasta este emblemático lugar.
En el camino a la Santa Cova se puede admirar El rosari monumental, un conjunto escultórico con obras de Antoni Gaudi y Josep Llimona, entre otros.
El funicular recorre un trazado de 262 metros y supera un desnivel de 118 metros, aspectos que nos harán disfrutar de un plácido viaje con el histórico funicular.
El funicular de Montserrat a la Santa Cova fue construido en 1929 para la sociedad Ferrocarrils de Muntanya a Grans Pendents (FMGP), que también era propietaria del de Sant Joan.
Los dos funiculares pertenecen a FGC desde 1986. Con el paso de los años, el funicular de la Santa Cova ha sido renovado en dos ocasiones – en 1963 y en 1991 -, pero las graves inundaciones que sufrió la montaña de Montserrat durante el mes de junio de 2000, afectaron profundamente las instalaciones, ya que se destruyeron parcialmente la estación inferior y uno de los coches. Se aprovecho la ocasión para renovar completamente las instalaciones de la línea, con nuevos vehículos panorámicos, que entraron en servicio en junio de 2001.
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