¡Por fin amaneció y llegó el día más esperado de todo el camino de los Incas!. No sé si fue por lo impresionada que quedé al ver ante mi las ruinas del Machu Picchu, que no recuerdo nada de lo que ese día hice, desde que me levanté en el campamento Wiñaywyana hasta llegar a ese punto.
Solo recuerdo que el camino era más estrecho, y que después de una hora y media de caminata, y tener que casi reptar por unos escalones para llegar a Inti Punku, el nombre en Qechua de "La Puerta del Sol", lugar en donde tomé esta foto de las ruinas de este antiguo poblado andino que los Incas construyeron en el siglo XV
Allí, mientras esperábamos al resto del grupo, todos admirábamos esta maravilla.Yo ya la conocía, pues ya en el año 1994, al poco de llegar al Perú fuimos a visitarlo. Pero nada que ver esta perspectiva, con la que se tiene cuando uno llega montado en un mini-bus, por su zigzagueante carretera
Una vez ya todo el grupo reunido, reemprendimos nuestro camino hasta las famosas ruinas Incas. Ruinas, que desde el año 1983, están incluidas en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Y que desde el 7 de julio del 2007 fueron declaradas, como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno
Os voy a contar una cosa, que doy por hecho de que muchos no saben. La gran mayoría, y entre ellos me incluyo, (ya que también así yo lo creía) cuando vemos esta imagen siempre decimos "el Machu Picchu" porque pensamos que así también se le llama a ese cerro tan representativo en estas ruinas. Pues no, ese monte se llama Huayna Picchu, que significa montaña joven. El monte Machu Picchu, que significa montaña antigua, es el monte por el que descendimos, y en el que se encuentra la ciudadela.
Como ya os he comentado, esta era la segunda vez que caminaba por este impresionante lugar, del que se dice que pudo haber sido una de las residencias de descanso de Pachacútec, noveno inca del Tahantinsuyo entre los años1438 y 14 70.
De allí también me traje esta peculiar puerta
Ese día tuvimos tiempo libre para ver las ruinas, y fue allí donde también me despedí de dos de nuestros porteadores que nos habían acompañado durante todo el trayecto.
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